viernes, 2 de abril de 2010

Violación de los derechos humanos en Cuba 1º parte

Por Hernán Montecinos

Dejémonos de hipocresías. De un modo general, en todos los países del mundo se violan los derechos humanos. Claro que, en algunos, más, y en otros menos. Sin embargo, cualquiera sea el juicio que tengamos sobre el
tema, lo cierto es que recurriendo a las fuentes más fidedignas, las más prestigiadas y especializadas, -incluyendo las de los organismos dependientes de las propias Naciones Unidas- queda en evidencia que los países que más muestran preocupación por los derechos humanos de sus ciudadanos, son Cuba y los países nórdicos, entre muy pocos otros.

Como contrapartida, -es lo que pretendo demostrar- Estados Unidos es el
mayor violador de los derechos humanos a escala planetaria. Para afirmar
esto, parto de un análisis global del problema y no de un hecho o incidente
aislado que, tomado unilateralmente pueda ser manipulado para inducir a
error en el imaginario social.

De ello una historia llena de intervenciones en nuestra región, que se expresan desde el despojo a México de más de la mitad de su territorio, a mediados del siglo XIX, y sus intervenciones militares en Nicaragua, Cuba y Santo Domingo, hasta la anexión de Puerto Rico y su intervención militar en Granada y Panamá, entre otros. También sus recientes intervenciones en Iraq, Afganistán y Pakistán dan cuenta de cientos de miles de civiles, mujeres, ancianos y niños, asesinados por el lanzamiento indiscriminado de bombas sobre vastos sectores de la población civil. Las torturas en las cárceles de Guantánamo, Abu Ghraib y las clandestinas esparcidas por varios países de Europa, son otro dato de la causa por todos conocidos sin olvidar, por cierto, su intervención y concomitancia con las dictaduras militares instaladas en nuestra región en las décadas de los 70-80. Su persistente negación, en las Cumbres Internacionales que tratan sobre el medio ambiente, ha impedido llegar a acuerdos para la disminución de gases que producen el calentamiento global del planeta. En fin, a pesar de estos y otros tantos hechos, una retórica absurda sigue golpeándonos con la falsa imagen de Estados Unidos como país campeón en materia de respeto a los derechos humanos en el mundo.

Más allá de la imagen cruenta de asesinatos y torturas, bien sabemos que la violación de los derechos humanos, no sólo se restringen a este tipo de
hechos, sino también a otro tipo de atentados de las más diversa especie,
cuyas garantías se han ido incorporando, gradualmente, a la declaración
fundacional de la “Declaración Universal sobre los derechos humanos”,
promulgada el 10 de Diciembre de 1948.

En efecto, los derechos humanos ya no son ni uno, ni dos, ni tres, sino el
compendio de una extensa lista de varios tipos de derechos. En su origen se consagraron sólo 30 derechos, los llamados de primera generación; derechos individuales (civiles y políticos). Sólo en el año 1976 se vienen a incorporar los llamados derechos de segunda generación (social, económica y cultural). Más tardíamente, se vienen a reconocer los derechos de tercera generación, que son los derivados de la relación entre los seres vivos con el medio ambiente (conservación de flora y fauna, derechos ecológicos).

A partir de este punto hago presente que mi análisis sobre el tema lo haré
considerando a los derechos humanos como un todo, en todas sus variables, fundamentalmente, -cuestión que considero más importante para nuestra subcontinente- los derechos de segunda generación (salud, educación, cultura, etc.). Sin duda, de éstos Cuba es el que exhibe mayores avances. No son pelos en la cola que la atención de los derechos a la salud y la educación son gratuitos en la isla, caso único, no superado en el mundo. Ya quisiera nuestro país, y el resto de los países, darse este lujito. Tampoco son pelos en la cola que más de 30.000.000 de personas se encuentran viviendo bajo los límites de la pobreza en los propios Estados Unidos. Un gigante con pies de barro, que exhibe una insultante riqueza gracias a la más vergonzante de las desigualdades entre sus ciudadanos.

Por eso, si se quiere hacer un análisis objetivo de la situación de los derechos humanos en cualquier país o región, este análisis, para ser objetivo, tiene necesariamente que hacerse tomando todas sus variables y elementos. Quien pretenda reducir el análisis a uno sólo de sus elementos, o peor aún, a partir de un solo caso específico, como lo ha sido el caso del preso cubano, recientemente fallecido tras una huelga de hambre, querrá decir que dicho análisis quedará trunco perdiendo toda credibilidad. Tomar una parte por el todo es un ejercicio que se encuentra muy desprestigiado dentro del mundo de las ciencias sociales.

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